domingo, 1 de junio de 2014

Llueve, al fin

Llueve mansamente y sin parar, llueve sin ganas pero con una infinita paciencia, como toda la vida, llueve sobre la tierra que es del mismo color que el cielo, entre blando verde y blando gris ceniciento, y la raya del monte lleva ya mucho tiempo borrada. 

Así inicia Cela Mazurca para dos muertos. Y con ese inicio resumo este primer día de junio, que es más un junio septembrino de lluvia gris que un junio mayeado de amarilla y fértil lluvia. En este pueblo, cuando llueve, siempre se hace otoño, que es la imagen que tengo siempre de los agricultores en el campo. Hoy están ellos felices porque los árboles también lo están. 
Campos de trigo en lluvia. Van Gogh

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